Los nuevos escenarios agropecuarios cambian aceleradamente, y los organismos de ciencia y técnica deben estar a la vanguardia del desarrollo. También es prioritario integrar en el camino a los distintos niveles, desde los pequeños productores familiares a las grandes empresas, para lograr los objetivos de la sustentabilidad. Frente a la necesidad de la preservación de la integridad del suelo, el aporte del INTA es desde la investigación, el desarrollo, la extensión de tecnologías y prácticas al cuidado del Bien Común. En Entre Ríos, varias décadas atrás se trabajó para que hoy tengamos más de 601.000 hectáreas sistematizadas, y con prácticas de conservación, y más de un millón de hectáreas con terrazas en Argentina.
El éxito de este avance se gestó a partir de unir instituciones para estudiar las causas de los fenómenos erosivos y dar respuestas concretas al problema. En 1969 el INTA y la FAO empezaron investigaciones en Paraná y en Marcos Juárez, y desde los años 80 difundieron las técnicas en campos de productores. Los resultados de la disminución del rendimiento de los cultivos por erosión hídrica son impactantes y pueden alcanzar hasta el 60% en maíz, 11% en trigo, 39% en girasol y 22% en soja. La pérdida del horizonte superficial por degradación implica perder centímetros de suelo fértil y degradar el ambiente. Cada centímetro de suelo perdido reduce entre 60 y hasta 128 Kg/ha la producción de los cultivos tradicionales en la región pampeana.
Es importante destacar que los sistemas agropecuarios mayoritariamente se basan en el uso del suelo, y son la principal fuente de ingresos, motorizan la economía y ejercen presión sobre un recurso que no recibe los cuidados adecuados, corriendo serios riesgos de pasar a ser zonas marginales para la producción de granos y carne. INTA Paraná propuso la solución más efectiva para la erosión hídrica: incorporar tecnología de terrazas de evacuación de excedentes hídricos, que permite retener más del 70% del agua precipitada en el lote, y evita más del 80% de la producción de sedimentos a los bajos.
Con los años, el protagonismo regional en liderar el cuidado de la casa común ha pasado a ser un desafío. Es necesario un trabajo coordinado interinstitucional e interdisciplinario, que será la clave para enfocarnos en el cuidado del ambiente y la producción.
Es importante incorporar en la situación actual una valorización del ordenamiento territorial con los estados provinciales y municipales, preservándose para el uso agropecuario las tierras de mayor aptitud, y direccionando el crecimiento de las áreas urbanas a fin de generar un mejor aprovechamiento del ambiente. Es por esto que el desafío más significativo que tenemos que afrontar como sociedad es proteger el suelo: es necesaria una agricultura sustentable, resguardando su integridad y sus funciones vitales.
Ingeniero agrónomo especialista en manejo y conservación de suelos, INTA Paraná, Entre Ríos.