Sr. Director:
Sin entusiasmo y con el menor porcentaje de participación ciudadana desde que regresó la democracia, el domingo 25 de junio los cordobeses nos topamos con un escenario electoral polarizado y controversial, y de nuevo con una Justicia decolorada.
Con un derroche de publicidad a través de todos sus canales de comunicación, el Poder Judicial divulgó el nuevo procedimiento y tecnología (Inteligencia Artificial) adquirido y programado para dotar al escrutinio, de mayor agilidad y transparencia. Pero, nuevamente, la Justicia no logró ni lo uno ni lo otro, sino, por el contrario, instaló en la sociedad más dudas que certezas, y un panorama que en nada colabora con la confianza ni con el futuro del desempeño del gobernador electo, más aún por el escueto margen de ventaja que obtuvo por sobre su contrincante.
A la fecha, el “hackeo” al sistema digital del Poder Judicial (2022) no ha sido explicado a los ciudadanos ni a los operadores de la Justicia -entre los que nos encontramos los abogados- tampoco fueron conocidas las conclusiones de la investigación de ese suceso, si es que existió.
En 2023, sitiados por un sentimiento de desesperanza general, tanto en el ámbito provincial como nacional, la intervención de la justicia cordobesa casi desmantela la credibilidad de una elección a gobernador de la Provincia de Córdoba. Sin ánimo de incursionar en terrenos en que soy ajena, la tan nombrada “falta de conectividad” no se condice, primero, con las demagógicas proclamas de “internet para todos”, pero menos aún con la profesionalidad que se espera de uno de tres poderes del Estado, para estar a la altura de una de las máximas expresiones democráticas, como lo es un acto eleccionario.
Como bien decía siempre mi padre “No sólo hay que ser, sino también parecer” y la Justicia, ni es, ni parece. Nos preguntamos si el Poder Judicial había hecho un relevamiento de campo previo y/o correcto para conocer las condiciones de los centros de votación, o si se percató en capacitar o controlar a OCASA y a los demás operadores del sistema; también merecemos saber la causa de la excesiva demora en presionar “el botón rojo” del plan de contingencia, cuando ya a las 19:00 horas, era notorio que algo no estaba bien, o, mejor dicho, que todo andaba mal.
Estas y otras tantas interrogantes nos permanecieran seguro sin respuesta para una sociedad como la Argentina, país donde nunca nadie nos podrá acusar de “encontrarle el pelo al huevo”, porque el “pelo” siempre existe y está a la vista en cada movimiento del Estado.
De manera alguna se pretende cuestionar el resultado de la elección, sino que se pone en agenda, y de resalto, el nuevo aplazo de la Justicia cordobesa, que no puede levantar cabeza ni generar confianza en todos y cualquiera de los escenarios en los que actúa.
Lo saluda atentamente, Karina Zeverin, abogada y escribana