La reunión del Consejo Directivo de la Confederación General del Trabajo (CGT) se volvió a posponer.
Carlos Acuña y Héctor Daer, los dos secretarios generales al frente de la central obrera, prefirieron prologar el letargo que caracteriza a su conducción y evitaron tomar decisiones respecto de las próximas medidas de fuerza que realizará el sindicalismo crítico contra las políticas económicas del gobierno nacional.
La suspensión cobra mayor importancia porque se esperaba que la central obrera adoptara una posición crítica contra el gobierno nacional y se plegara a la movilización del próximo 4 de abril.
No es la primera suspensión que decide la CGT. La anterior fue el jueves 28 de febrero. Sin embargo, días antes de que se reuniera el Consejo, Acuña había dicho públicamente que no se podía descartar un paro general.
El comentario terminó por desarticular el encuentro programado de la central obrera. Una de las razones detrás de la postergación es el diálogo abierto por las nuevas regulaciones sobre obras sociales sindicales. La central obrera no quiere que nadie dañe la negociación.
La última vez que se reunieron fue el 8 de noviembre pasado. En ese cónclave, acordaron suspender la quinta medida de fuerza contra el presidente de la Nación, Mauricio Macri, y celebraron el bono navideño -optativo- que avaló el Gobierno mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU).
La CGT enfrenta, de esta manera, una encrucijada que se comenzó a complicarse con la salida de los gremios que responden al secretario general del Sindicato de Choferes de Camiones, Hugo Moyano, y con el armado del Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona).
Además, Moyano cuenta con la Multisectorial 21F que les permite crear un puente con el Vaticano. El 21F incluye a más de 1.500 organizaciones, entre ellas, decenas de gremiales de base que enemistados con los secretarios generales.