El desfinanciamiento en Ciencia y Técnica empujó a numerosos investigadores jóvenes a evaluar el trabajo en el extranjero. Esta situación se tornó urgente ante la falta de oportunidades para ejercer y continuar su formación en investigación. El sistema científico nacional, especialmente el Conicet, enfrentó recortes significativos que afectaron la cantidad de becas disponibles para doctorados y posdoctorados, indicó una investigación realizada por La Voz del Interior.
“Mónica Balzarini, directora de Conicet Córdoba, informó que unas 800 personas anunciadas en 2023 como posibles investigadores no ingresaron, sumando entre 120 y 150 expectativas de ingreso en Córdoba”. La falta de recursos llevó a la pérdida del poder adquisitivo de los actuales becarios, lo que, junto a la falta de insumos, causó suspensiones y cancelaciones de investigaciones. Lucas Enrico, investigador, advirtió que “el desfinanciamiento afecta no solo a las becas, sino también a los proyectos”.
Adicionalmente, muchos científicos que decidieron posponer su ingreso al Conicet para formarse en el exterior ahora enfrentan la imposibilidad de regresar debido al congelamiento de ingresos. Eva Acosta, secretaria de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC, sostuvo que “la experiencia en el exterior es deseable, pero el sistema científico argentino está paralizado”.
La escasez de nuevos investigadores ha contribuido al envejecimiento de la planta permanente del Conicet, donde cada año se jubilan aproximadamente el 4% de sus 11.000 integrantes a nivel nacional. “Haciendo cálculos, en 2024 casi 3.000 personas se han ido del país, sumando aquellos que no pudieron ingresar”, afirmó Balzarini.
El Conicet expresó su “preocupación” frente a las propuestas políticas actuales y se pronunció a favor de la defensa de la ciencia. La interrupción en la formación de recursos humanos altamente calificados tiene repercusiones profundas, pues muchos jóvenes optan por buscar oportunidades en el extranjero. “Las generaciones más jóvenes no están pensando en presentarse como investigadores aquí, sino que buscan alternativas afuera”, destacó Enrico.
Vanesa Puente, bióloga, tomó la decisión de emigrar tras las elecciones, sintiendo que el futuro del sistema científico era incierto: “Pasando los meses vi cómo decayó el sistema científico, y sentí que no era el momento de volver”.
Federico Ruiz Moreno, quien no logró conseguir una beca, se encontró con oportunidades en Weill Cornell Medicine, Nueva York. Ruiz valoró su formación en la Argentina, pero lamentó que “los profundos recortes en subsidios para investigación y el desprestigio de la comunidad científica” forzaron su decisión de emigrar.
Mila Francovich, licenciada en Psicología, concluyó que “el desfinanciamiento, la persecución y el desprestigio” impulsaron su interés por buscar opciones en el exterior una vez terminado su doctorado. Criticó el sistema de becas, el cual calificó como “una forma de precarización laboral”.