El número de muertos por las inundaciones en Rio Grande do Sul, al sur de Brasil, ascendió a 147, según informaron ayer las autoridades locales, mientras que 127 personas siguen desaparecidas y el estado continúa con alerta máxima de inundaciones severas.
En Porto Alegre, la capital, el río Guaíba aún se encuentra por encima del nivel de inundación, y en los últimos días se ha visto afectado por un repunte, cuando el nivel que había bajado comenzó a subir nuevamente. Ayer, en un registro de matutino, Guaíba había vuelto a alcanzar los 4,78 metros.
Las lluvias amainaron ayer, pero el gobernador del estado, Eduardo Leite, urgió a los evacuados a no regresar a las viviendas, en especial en Porto Alegre y sus alrededores.
“No es momento de volver a las casas todavía en las zonas de riesgo”, alertó en una conferencia de prensa. Este evento catastrófico tuvo también repercusiones políticas.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, se vio obligado a cancelar su viaje programado a Chile -previsto para los días 17 y 18 de mayo- para centrarse en la respuesta del gobierno a las inundaciones.