Alberto Umpierrez
Desde Montevideo, especial para HDC
El gran aporte de Methol Ferré al pensamiento integrador continental latinoamericano, siguiendo a Perón, fue el de establecer un itinerario geopolítico necesario. Cualquier desviación es una pérdida de tiempo inconducente que termina en frustración. Su obra principal, “El Uruguay como problema”, se terminó de escribir pocos días después de realizada la primera Reunión de Cancilleres de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, que tuvo lugar en Buenos Aires el 27 de febrero de 1967, dejando establecido el “Sistema de la Cuenca del Plata”.
Dice Methol allí: “¿Qué es la Cuenca del Plata? El Hemisferio Sur está dominado por los océanos, y sólo hay tres dispersos centros terrestres, insulares respecto a las áreas humanas más densas del planeta: uno Australia y Nueva Zelandia, otro África del Sur (separada del resto por el Sahara), y, finalmente, nosotros, el Cono Sur latinoamericano. No somos, así, zona de tránsito, estamos como a contramano del comercio mundial y de las áreas de tensión bélica entre los grandes poderes.
Esta posición relativamente marginal es sin embargo la zona óptima de América latina. Abarca a Bolivia, Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay, y puede proyectarse también sobre el Pacífico, por Chile; comprende en su ámbito, literalmente considerado, una superficie mayor de cuatro millones de kilómetros cuadrados, alcanza ya una población de sesenta millones de personas; en crecimiento vertiginoso, singularmente el brasileño, tiene las posibilidades hidroeléctricas más grandes del mundo, ofrece maravillosas facilidades de comunicación prolongables para la conexión interna con la Cuenca Amazónica.
Este portentoso abanico hidrográfico, hoy totalmente desaprovechado, es la base energética más formidable para el desarrollo industrial y agrario, y comprende una inaudita variedad de recursos minerales, hierro, tungsteno, manganeso, etc., condición de los polos de desarrollo, con sus industrias pesadas. Paraguay sabe ya que está en el corazón de la cuenca y que será su máximo beneficiario, Bolivia rompe su aislamiento mortífero, Argentina y Brasil están dando e impulsando los pasos para su cooperación, semiconscientes que en su coordinación está el destino industrial más importante de América latina… La vuelta a la cuenca es retorno, en un nivel superior, a la visión geopolítica de Artigas.”
En su “Homenaje a Carlos Quijano”, en 2004, escribe a 20 años del fallecimiento de este intelectual: “Desde el 85, la segunda oleada (integracionista) se levanta desde el ensamble de Brasil y Argentina. América latina hacía así su cortocircuito fundamental: la alianza de Argentina y Brasil. Ya la habían intentado Perón, Vargas e Ibáñez (1951-1954). Ese es el camino principal y decisivo para América del Sur: el núcleo básico de aglutinación, al decir de Perón. Es como la alianza de Francia y Alemania para Europa. Ese es el cortocircuito que pone todo en ebullición.
Por eso el MERCOSUR es lo decisivo de la combustión y unión de los pueblos de América del Sur. El MERCOSUR no es una “regionalización” entre otras, es la regionalización fundante de América del Sur, y por tanto invencible, aunque por eso mismo amenazado siempre de muerte.”
Alberto Umpierrez es asesor de la Secretaría Técnica del Comité para el Desarrollo de la Cuenca del Río Uruguay (ex-Comité Binacional de Intendentes de la Hidrovía del Río Uruguay).