Una joven contó que, después de mucho buscar, consiguió un puesto de trabajo en una concesionaria de automóviles de Buenos Aires.
Sin embargo, luego de la última entrevista laboral, el miércoles anterior a su primer día de trabajo, recibió por Whatsapp un mensaje desalentador y sorprendente al mismo tiempo: su empleador había revisado su estado en redes sociales y decidió no tomarla para el empleo.
“María, hola. Disculpame, pero te seré honesto. Vi tu estado ‘Ni una menos’, sos pañuelo verde e ibas a venir a un ambiente muy machista”, decía, y argumentaba que en la concesionaria “los muchachos hacen chistes que ustedes siempre toman muy susceptiblemente, todo para el carajo…”
En definitiva, el problema no era el machismo en el ambiente laboral sino que, antes esos “chistes” una mujer toma “todo para el carajo”, por lo cual “prefiero buscar otro estilo de mujer, lo que sería para ustedes ‘una oprimida por el patriarcado’”.
Este fue el mensaje original que la damnificada decidió publicar: