En un fallo histórico, por tratarse del primer juicio en el que se analiza el asesinato de una joven trans bajo la carátula de femicidio, la Cámara 9ª del Crimen dio a conocer hoy la sentencia contra Fabián Casiva, único acusado por el crimen de la joven Azul Montoro, ocurrida en octubre de 2017.
La audiencia final comenzó a las 9 y luego que el imputado hiciera uso de la última palabra. Allí el tribunal dio a conocer el veredicto que condenó a Casiva a cadena perpetua. En los alegatos de ayer, el fiscal Gustavo Arocena y el abogado querellante Tomas Aramayo solicitaron la pena máxima por considerar “imputable” a Casiva, quien asesinó de manera “alevosa” a Montoro de 18 puñaladas.
“Pedimos prisión perpetua por todos los delitos de los que se lo acusa, pero sobre todo por el homicidio calificado por mediar violencia de género. Existió violencia machista y la supremacía para matar a Azul. La segunda pericia demostró que Casiva es imputable”, indicó Aramayo. En tanto, Javier Rojo, abogado defensor, pidió la absolución al argumentar que su cliente es “esquizofrénico” y por lo tanto inimputable.
Azul, de 23 años, fue asesinada de 18 apuñaladas en la madrugada del 17 de octubre del 2017 en un departamento ubicado la calle Rincón, que pertenecía a una amiga y que estaba cuidando. Casiva había llegado al lugar luego de contratar los servicios de la joven, quien se desempeñaba como trabajadora sexual. Ya dentro del inmueble, el acusado mató a la víctima y acuchilló al perro de la dueña de la vivienda, para luego retirarse con 200 pesos y el teléfono celular de Montoro.
El aparato fue la clave para dar con el acusado, quien momentos después ingresó a la página de la red social Facebook de la joven y escribió “te cabe”, mofándose de ella. Además, Lara Godoy, amiga de Azul, logró identificar o al realizar una videollamada al teléfono, observando su rostro. Una importante parte del proceso fue ocupado por el debate respecto de la imputabilidad de Casiva, quien había sido sobreseído del juicio que se le había iniciado por agresiones contra su madre y su hermana ya que la primera pericia lo había declarado inimputable. La parte acusatoria, en tanto, sostiene su acusación en el segundo análisis, que reveló que el imputado comprendía la gravedad de sus actos. Sobre este punto, fue clave la declaración del remisero que trasladó a Casiva al Hospital Neuropsiquiátrico, ya que señaló que le pagó con dinero “manchado con sangre seca”, notándolo muy nervioso.