LONDRES. – La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, enfrentará hoy una jornada en la que se jugará no sólo la definición del Brexit sino su propia supervivencia al frente del Ejecutivo británico, pues someterá a una segunda votación el Tratado de Retirada que ordena la salida británica de la Unión Europea (UE). A pesar de la abrumadora mayoría con que la Cámara de los Comunes ya rechazó dicho acuerdo el 15 de enero pasado, la premier insistirá con un “plan B” que tiene pocas novedades respecto al pacto original.
La principal es la promesa de renegociar con Bruselas la cláusula de salvaguarda para la frontera irlandesa (clave en el rechazo parlamentario), pero se trata tan sólo de eso, una promesa: ayer mismo, la Comisión Europea (CE) aclaró que el acuerdo sellado no está abierto a una renegociación. May deberá entonces convencer a los parlamentarios que apoyen su plan del Brexit sin la seguridad de que la UE acepte abrir el acuerdo a una renegociación. Pero además, los comunes votarán al menos 14 enmiendas presentadas por distintos diputados para modificar el acuerdo que, aunque no son vinculantes, podrían llegar a quitarle el control del Brexit al Ejecutivo para dárselo al Parlamento.
En ese contexto, una encuesta reveló ayer que el 62% de los británicos afirma que el proceso de salida de la UE les hace “sentirse infelices”, mientras que un 11% considera que ha tenido un impacto fuerte sobre su estado de salud mental y un 32% se siente “afectado” en menor medida.