LA PAZ.- El conflicto desatado en Bolivia por los resultados de las elecciones del pasado 20 de octubre no encuentra una salida política ni institucional mientras sigue escalando peligrosamente en su violencia. Los manifestantes a favor y en contra del presidente Evo Morales, reelecto en esos comicios, se enfrentan a diario en distintas ciudades del país, lo que ya provocó la muerte de tres personas y 200 heridos.
La radicalización de la oposición crece cada día de la mano del empresario Luis Fernando Camacho, líder del Comité Cívico de Santa Cruz, que el miércoles llegó a La Paz con la intención de forzar la renuncia del jefe de Estado. “No nos vamos a mover hasta que podamos entregar la carta” de renuncia a Morales, declaró ayer Camacho, quien pretendía que el jefe de Estado lo recibiera personalmente en la Casa de Gobierno. Sin revelar día ni hora, Camacho dijo que junto a otros opositores llevará el texto de dimisión a Morales acompañado de una Biblia “para que Dios vuelva al Palacio” de Gobierno.
A tono con su posición, las protestas se radicalizan aceleradamente: el miércoles, Limbert Guzmán, estudiante de 20 años, falleció por las lesiones que sufrió en los choques entre oficialistas, opositores y la policía en Cochabamba; mientras que la intendenta del pueblo Vinto (de la misma región), Patricia Arce (Movimiento al Socialismo), fue secuestrada por una turba de militantes opositores que la torturó y la vejó a plena luz del día y estuvo a punto de lincharla por negarse a firmar la renuncia (ver HDC de la víspera). En nueve de las diez mayores ciudades del país las protestas continúan con bloqueos de calles, marchas, paros y enfrentamientos entre los distintos bandos: en Santa Cruz, bastión opositor, la actividad permanece prácticamente paralizada.
Con ese marco, ayer se multiplicaron los llamados al diálogo para intentar calmar las aguas. La iglesia católica inició contactos con las autoridades para buscar una salida al entuerto; mientras que organismos internacionales como la OEA o la ONU llamaron a la calma (ver Llamado…). “Señor (Carlos) Mesa, señor Camacho, basta de promover la violencia, acepten la vía institucional y democrática, la auditoría de la OEA. No promuevan más violencia y no hagan más daños a la gente”, reclamó a su vez el vicepresidente Álvaro García Linera, quien pidió a ambos líderes opositores aguardar los resultados de la auditoría y luego establecer un diálogo para buscar una solución “y frenar esta oleada fascista”. La oposición reclama la renuncia de Morales y el llamado a nuevas elecciones sin la participación del actual mandatario, reelecto en octubre.
Llamado a la calma de la ONU y la OEA
GINEBRA.- “Naciones Unidas deplora la violencia y trato inhumano ejercido sobre la alcaldesa del municipio de Vinto, al igual que las agresiones realizadas a otras mujeres, hombres, jóvenes, niñas y niños”, aseguró ayer la oficina local de la organización internacional en un comunicado, donde llamó a las partes en disputa a serenar los ánimos. Igualmente, la Misión de Observación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó los actos de violencia e hizo un llamado “urgente” a la calma, a la vez que ratificó la auditoría que realiza de los comicios. La organización remarcó que “la violencia no tiene lugar en democracia”, por lo que exhortó a todos los actores políticos y sociales, así como a la ciudadanía en general, “a esperar con serenidad y en un ambiente pacífico, los resultados de la auditoría”.