Córdoba, la conservadora… pero cada tanto suele dar un grito de libertad que sacude los cimientos de la propia Argentina. Y así lo ha demostrado en nuestra historia.
En el mes de junio de 1918 el país se vio sacudido por la irrupción estudiantil, con ideas que proponían reformas ante un sistema que poco había cambiado desde hacía más de un siglo.
Por entonces un joven de 28 años ya se había recibido de abogado desde hacía tres años (1915). Redactó y dio discursos sobre ideas que sacudían al país. Era uno de los cabecillas de la revolución y un enemigo ante los gobiernos conservadores cuyas viejas costumbres formaban parte de sus vidas. No tiene nada de malo, pues crecieron en una patria que poco había cambiado, pero hacían falta gritos de cambios.
Deodoro Roca, además de ser abogado, profesor y consejero en la Universidad Nacional de Córdoba, era director del museo provincial Sobre Monte desde el 31 de julio de 1916, por decreto del Gobernador Loza N° 410 «A». Tras su nombramiento, comentó los cambios que hacía falta en el museo: nadie esperaba otro suceso, pues pensaron que sólo eran ideas del momento, pero sus intenciones se demostrarían con acciones.
Durante la breve gestión de Deodoro Roca se realizarán varios cambios, pues la revolución con ideas reformistas había llegado al museo, pero eran de carácter administrativo, ya que redactó un escrito sobre una mejor administración, reorganización y división de objetos según su tipo, cada uno debía ser administrador por otro museo, la idea e iniciativa de adquirir la casona colonial en donde residió el Marqués para el funcionamiento del museo, además de la restauración de la casa; un proceso que llevó varias décadas, y también se cambió el nombre.
La adquisición del inmueble se realizó, aunque sólo fue adquirida parcialmente, y la creación de una Casa de Estudios Coloniales, así mismo donó muchos objetos al museo para aumentar su colección.
Aquel joven prometedor, que estaba ocasionando cambios profundos en el museo, pronto se convertiría en un dolor de cabeza que causaría muchos disgustos tras la revolución estudiantil de 1918. Fue llamado y entrevistado por el gobierno provincial y nacional para conocer sus intenciones; ausentándose en varias ocasiones de su cargo debido al suceso. Otras veces fue extorsionado con la suspensión o despido, por adoptar «actitudes incompatibles con su carácter de empleado público».
Desagrados, y tras intentos por hacerlo silenciar, Roca era inmutable y parecía ser intocable, pero desde el gobierno provincial se concluyó decretar el N° 3.728 «A», con fecha de 23 de enero de 1919, su destitución formal: «Art. 1° Exonérase del cargo de director del Museo Provincial al doctor Deodoro Roca». Meses después también presenta su renuncia como profesor y consejero.
Tras la expulsión del Dr. Roca, se eligió (el 1 de marzo de 1919) al presbítero Pablo Cabrera, quien era historiador, coleccionista y religioso. Su nombramiento no fue casual, ya que era una persona conservadora, resultando conveniente para mantener en sintonía con las ideas del Gobierno. Sin embargo, respetuoso de las ideas de Roca, comentó que planeaba seguir con las tareas que había dejado el joven.
Debido a todos esos cambios, el museo adquiere el carácter de refundación, pues el día miércoles 15 de enero de 1919, se «inaugura» el Museo Colonial en la antigua residencia del Marqués, según comentaba un diario local.
Las dudas y preocupaciones que conciernen al museo quedaron en la mente de Roca. ¿Se hizo lo suficiente?, ¿faltó hacer más? Ya no importaba, la vida continuaba; el injusto despido había dañado la moral del museo, ocasionando un episodio vergonzoso. No fueron sólo ideas revoltosas, era el progreso.
A Deodoro Roca le debemos el actual aspecto del Museo Sobre Monte, con cambios en el concepto fundacional del establecimiento y su relación con el público, en los métodos de trabajo para una mejor educación y en los criterios museísticos; sin embargo, recién en 1941 se le otorgaría el nombre «Rafael de Sobre Monte», al año siguiente fallece el Dr. Roca.
Parecía una cosa del destino. Deodoro fue la persona idónea para desempeñar su cargo y permaneció en vida hasta el bautismo del museo con nombre y apellido; sin dudas un justo y merecido reconocimiento al III Marqués de Sobre Monte, quién también había sido un buen administrador.
Historiador cordobés