Desde el año 2015 se ha producido en Argentina una notable expansión de demandas feministas gracias al impulso de “Ni una menos” que fue sostenida en el tiempo por otras movilizaciones como el Paro Internacional de Mujeres y la Marea Verde. Así, se pusieron en el centro del debate público la violencia de género, las desigualdades en los mundos del trabajo, la distribución de las tareas de cuidados y la legalización del aborto.
Esta revitalización local de los feminismos -que también es regional y global-, como bien han señalado los investigadores Guido Vespucci, Estefanía Martynowskyj y Constanza Ferrario, ha sido caracterizada por activistas y académicas como la “cuarta ola” debido al alcance y a la potencia trasformadora que imprimió en los ámbitos políticos y culturales. Una nueva ola que también nos trajo con fuerza el término “sororidad”-ya acuñado tiempo atrás-, enlazado con la ética del cuidado y que fomenta la intención de ser con, más allá de los géneros, abrazar las diferencias y extendido por fuera de lo privado, como la ha definido recientemente Ornela Di Stefano.
Numerosas autoras nos han acercado sus reflexiones sobre la sororidad y sus alcances- como lo hizo la reconocida feminista mexicana Marcela Lagarde y de los Ríos a finales del siglo XX-, razón por la que fue convocada a ocuparse nuevamente de su definición en vista a integrar el Nuevo Diccionario de Estudios de Género y Feminismos, publicado en Argentina en el año 2021.
Sin embargo, entre los aportes más recientes podemos citar el notable libro editado por la catedrática española de la Universidad de la Rioja Ángela Atienza López – publicado por Marcial Pons en 2022- , y que lleva por título Historia de la sororidad, historias de sororidad. Manifestaciones y formas de solidaridad femenina en la Edad Moderna.
La obra proyectada por esta especialista en historia de las mujeres y cuyos trabajos se han centrado en las distintas dimensiones del mundo religioso femenino en la Edad Moderna, invita al lector a pensar la sororidad en perspectiva histórica lejos del siglo XXI, pero también del XX en el que su definición se proyectó en el marco del movimiento feminista. Así, nos acerca a una problemática nueva y pionera en la historiografía modernista, cuyas primeras reflexiones tuve el privilegio de escuchar y compartir en un evento académico celebrado en la Universidad Autónoma de Barcelona, hacia 2019.
La solidaridad entre mujeres y sus expresiones históricas, nos dice la autora, apenas han sido atendidas ni han tenido un reconocimiento en la historia, en tanto construida y categorizada por la cultura patriarcal. Por tanto, necesita ser considerada como objeto de estudio histórico, definida y comprendida históricamente, con miras a deconstruir el estereotipo de enemigas y rivales y el aislamiento al que han estado destinadas.
Para ello, Atienza convocó a numerosos autores reconocidos por la academia española y latinoamericana, entre los que destacan algunas catedráticas de historia moderna con una amplia trayectoria en historia de las mujeres y de género, que en sus estudios se ocuparon de desgranar las posibilidades teóricas que ofrece esta categoría y las lecturas posibles que les pueden hacer a los documentos históricos.
Entre ellas, podemos mencionar a Gloria Franco Rubio, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, especialista en historia de la vida cotidiana, quien ofrece un estudio sobre las estrategias sororas que llevaron adelante algunas mujeres situadas en la marginalidad y la pobreza. En esa dirección y apuntando a un estudio de caso fechado en el siglo XII, hace lo propio Ofelia Rey Castelao, catedrática de la Universidad de Santiago de Compostela y quien en la actualidad tiene fuertes lazos con la academia argentina. En tanto que María José de la Pascua Sánchez, referente de la Universidad de Cádiz, se ha ocupado de indagar en las solidaridades femeninas y las redes de apoyo que tejieron en los márgenes del matrimonio.
Por su parte, María de los Ángeles Pérez Samper, desde su especialidad en la historia de la alimentación que lleva adelante desde la Universidad de Barcelona, analiza la cocina como reflejo de las redes de solidaridad femenina.
Margarita Torremocha, destacada investigadora de la Universidad de Valladolid, quien indaga en las mujeres y sus encierros, aborda la sororidad en la cultura jurídica y en los tribunales de la España Moderna. Mientras que María Luisa Candau, de la Universidad de Huelva, experta en estudios sobre emociones, puso la mira en la sororidad entre mujeres que develan los pleitos matrimoniales en la Sevilla de los siglos XVII uy XVIII.
Sin dudas, la historia de la sororidad tiene muchos retos por delante. Como bien nos dice Angela Atienza, a manera de invitación para todos los lectores, es un terreno de investigación abierto que espera por mayores definiciones y trabajos.