El presidente Mauricio Macri y su sucesor, Alberto Fernández, hablaron anoche por teléfono durante varios minutos para analizar la delicada situación de Bolivia después de la renuncia forzada de Evo Morales por la crisis política que atraviesa ese país.
Según trascendió a la prensa, la conversación se desarrolló en tono amable y en ella Fernández habría sugerido a Macri que se le brinde «ayuda y asistencia» a los políticos bolivianos, incluido Morales, que eventualmente pidan asilo, por ejemplo en la embajada argentina en La Paz.
La comunicación se dio en medio de insistentes versiones acerca de un posible pedido de asilo político del dirigente de origen aymara, que arreciaron cuando este domingo dejó la ciudad paceña, aunque luego se supo que estaba en Cochabamba, desde donde anunció su dimisión después de un pedido de, entre otros sectores, las Fuerzas Armadas y de Seguridad.
Fernández, como todo el abanico político latinoamericano de centroizquierda, considera que lo ocurrido en Bolivia es un «golpe de Estado», mientras el gobierno de Macri evalúa que fue una consecuencia institucional a partir de decisiones del propio Morales.
«Ante renuncia a su cargo como Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, anunciada hoy en la tarde, por Evo Morales Ayma, el Gobierno argentino hace un llamado a todos los actores políticos y sociales bolivianos para preservar la paz social y el diálogo, enfatizando importancia de encaminar este período de transición que se ha abierto por las vías institucionales que establece la Constitución de ese país», expresó la Cancillería ayer por la tarde. Según consideró el gobierno nacional, «resulta imprescindible que todas las fuerzas y dirigentes políticos bolivianos actúen en este delicado momento con responsabilidad y moderación».
«El anunciado llamado a un nuevo proceso electoral, con la anticipada renovación del Tribunal Electoral, respetando lo dispuesto por la Constitución Política del Estado Plurinacional Boliviano junto con el acompañamiento de países de la región así como de organismos internacionales y observadores imparciales es el mejor camino para superar, con total transparencia y espíritu democrático, la presente crisis que afecta al hermano pueblo boliviano», consideró el Ministerio de Relaciones Exteriores al difundir la declaración, en la que no habló de «golpe de estado», tal como hizo Fernández.
Por su parte, el mandatario electo consideró «lamentable» lo ocurrido en el país vecino y pidió que Bolivia «vuelva cuanto antes al sendero de la democracia» a través de «elecciones libres».
«En Bolivia se ha consumado un golpe de Estado producto del accionar conjunto de civiles violentos, el personal policial autoacuartelado y la pasividad del ejército. Es un golpe perpetrado contra el presidente @evoespueblo, que había convocado a un nuevo proceso electoral. Nosotros, defensores de la institucionalidad democrática, repudiamos la violencia desatada que impidió a Evo concluir su mandato presidencial y alteró el curso del proceso electoral», indicó Fernández en una serie de tuits.
«El quiebre institucional en Bolivia es inaceptable. El pueblo boliviano debe escoger cuanto antes, en elecciones libres e informadas, a su próximo gobierno. Defenderemos firmemente la democracia en toda América Latina. Después de este quiebre institucional, Bolivia debe volver cuanto antes al sendero de la democracia a través del voto popular y sin proscripciones. El compromiso de la Argentina con la institucionalidad y contra cualquier forma de golpe de Estado en el continente debe ser total. Espero que las actuales autoridades actúen bajo ese mismo principio preservando la integridad física de quienes puedan resultar perseguidos por el golpismo y colaboren hasta el 10 de diciembre con la recuperación de la democracia en Bolivia», reflexionó.