El interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigarán, defendió la construcción de un alambrado divisorio en la frontera con Bolivia, y aseguró que su objetivo es evitar la expansión de la “narcofrontera”.
En declaraciones, Zigarán relató la situación de violencia en la zona, y señaló: “Aparecían decapitados, gente ejecutada con precintos en las espaldas, mexicaneadas, sicariatos, era un descontrol”.
En ese contexto, destacó el lanzamiento del Plan Güemes, que busca enfrentar el narcotráfico con la colaboración de distintos entes civiles como ambulancias, bomberos y la policía provincial.
Asimismo, el alambrado, que tendrá una extensión de 200 metros de ancho y dos metros y medio de alto, se colocará entre la terminal del pueblo y la oficina de Migraciones, con el fin de evitar el cruce ilegal hacia Bolivia sin pasar por controles migratorios y aduaneros.
Además, Zigarán también cuestionó las críticas de la Cancillería boliviana, y aseguró que el gobierno de Luis Arce está “mal informado” y enfatizó que, a pesar de contar con “dos controles integrados” en la frontera, Bolivia tiene un solo trabajador de Aduana en el lugar, lo que generó “un cuello de botella”.