El líder de Generación Zoe, Leonardo Cositorto, reveló que, durante los más de 150 días que lleva preso acusado por presunta estafa, pensó en suicidarse, al tiempo que atribuyó su detención y la de las otras 30 personas vinculadas a la causa «a la influencia de los poderosos a los que no les gustó» lo que ellos pagaban como comisión, entre otros, «algunos bancos, algunas tarjetas de crédito y financieras».
«Cuando estás 150 días preso sin recibir visitas, cuando te meten en el aislado -a mi ya me pusieron ahí cinco veces-, cuando en algunas cárceles te meten en un sótano -pasé por cinco penales- y sí en un momento pensé en suicidarme. Somos seres humanos. Por suerte mi mentalidad y mi formación me ayudaron a evitar eso, pero hay otras personas a las que no les alcanza, no soportan la presión y se matan», indicó Cositorto en declaraciones a un programa radial.
El líder de Generación Zoe anticipó que fue citado y estará «cara a cara con la fiscal Juliana Companys» de Villa María, a cargo de la causa que afronta él y un importante grupo de personas por presunta estafa.
Desde la cárcel de Bouwer, Cositorto aseguró que afronta esta situación penal «porque no le gustó al poderoso como había crecido la empresa y, entre los que iniciaron la campaña de desprestigio que terminó así, están algunos bancos, algunas firmas de tarjetas, financieras».
«Pusieron 800 mil dólares para difamarnos en televisión. Aguantamos hasta donde pudimos, porque después vinieron las personas y retiraron todo el dinero», precisó.
Además, prosiguió: «Crecimos fuertemente con nuestra propuesta, sobre todo durante la pandemia, cuando la gente buscaba alternativas y trabajo remoto. Nuestra oferta fue agresiva, disruptiva y cayó muy mal en algunas ciudades como Villa María, que es el epicentro de donde se dictan las prisiones preventivas y las definen los fiscales sin pasar por los jueces. Es algo anticonstitucional».
También se defendió de las acusaciones por posible fraude piramidal al señalar que «una empresa de esas características no ofrece ningún servicio y dura seis meses o un año».
«Nosotros llevamos cinco años y medio, el 7.5 por ciento que pagamos era muy bueno y lo dábamos en dólares porque la empresa es mundial y estábamos en 21 países. Tampoco es un disparate pagar ese interés, porque hay otras empresas en Puerto Madero que dan 12 o 13 por ciento y no se dice nada. No las voy a denunciar porque sería ridículo hacerlo», evaluó.
Remarcó que venían «cumpliendo con los clientes», a la vez que dijo que «se dictaban 33 cursos o formaciones y un contrato de tres años con fideicomiso legal bajo la Inspección General de Justicia (IGJ)».
«Hicimos un producto diferente, pero cuando empezaron una campaña mediática pagada y armada con algo de política que arrancó en septiembre y octubre del año pasado, además de una cacería judicial, nos complicaron», explicó.
Y sostuvo: «Si venían investigando a la gente de Villa María hubieran seguido por ahí, pero arremetieron contra todos y después de las difamaciones, ya en febrero de este año, tuvimos que dejar de operar, porque nos allanaron un montón de lugares a la vez. Y en febrero se vino una segunda corrida porque la gente se llevó todo el dinero porque pensaba que era una estafa».
Cositorto recordó que en su empresa «entraban a participar unas 500 personas por día, con un promedio de capital de 1.600 dólares en la organización, pero a nivel mundial» y añadió: «Estábamos cerca del millón de dólares diarios y eso te permite hacer muchas obras. Levantamos gente de la droga, hicimos una iglesia, pero empezaron a hablar de secta y de un montón de estupideces».
También remarcó que no se dio cuenta que por su accionar, que según él lejos está de ser un delito, podían llevarlo detenido, ya que indicó: «No conozco la parte oscura de la Argentina, la parte medio mafiosa».
«Caímos en una cárcel donde todos los días se cuelga una persona. Acá te meten preso y después defendete como puedas», detalló Cositorto, quien aclaró que su «intención es devolverle plata a cada uno de los que confiaron» en ellos.
«Los que tuvieron problemas son los que entraron en noviembre o diciembre pasado», afirmó el empresario, al tiempo que reveló que pidió que le den prisión domiciliaria y le pongan una «tobillera electrónica», pero no se lo permitieron.
Asimismo, anticipó que iniciará un nuevo proyecto de finanzas similar al que lo llevó al lugar en el que se encuentra hoy.
«Hola equipo, ¿Cómo están? Excelente jornada para todos. Este audio es para terminar de confirmar y aclararles algunas de las condiciones básicas que tenemos en esta tremenda oportunidad llamada ´All Us´. Una comunidad de líderes que va a permitir alcanzar a cientos, a miles, un millón, dos millones, 4 millones de personas. Empezamos con un valor ínfimo, ustedes saben hay que poner 6 dólares», instó Cositorto.
Por último, aseguró que van «a poner de pie nuevamente a la empresa» y detalló: «No me voy a meter en el circuito financiero, pero vamos a trabajar para que, el que invirtió y confió en nosotros, recupere y multiplique el dinero que ganó».
Cositorto está acusado de estafa, tras liderar un esquema empresarial multimillonario que ofrecía a los inversores rendimientos en dólares de hasta un 55 por ciento al mes.
En ese aspecto, ofrecía la rentabilidad gracias a un algoritmo de trading que podía ganarle a los mercados más volátiles e impredecibles. Fue bajo esa promesa que logró captar el dinero de unas 82 mil personas en toda América Latina en apenas un año, las cuales pusieron desde cifras pequeñas en dólares hasta unos 2 millones de la moneda estadounidense.