La pobreza en Argentina es un fenómeno complejo que ha marcado la historia reciente del país. Esa misma complejidad se traslada a las formas de conceptualizar la problemática, así como a sus metodologías de medición.
Un informe redactado por María José Villalba en el portal UNCiencia de la Universidad Nacional de Córdoba expone una propuesta surgida en la Facultad de Ciencias Económicas. Se trata de una alternativa al método tradicional para medir el fenómeno en la Argentina, un enfoque multidimensional que reconoce que la pobreza está relacionada con múltiples privaciones en diversas dimensiones.
“El proyecto busca una respuesta para el problema que deviene del uso del método tradicional para medir pobreza en Argentina. Nos salimos del enfoque unidimensional, basado en el ingreso monetario como única fuente de privaciones, para construir una herramienta de medición con enfoque multidimensional, que permite explorar su estructura, naturaleza y extensión”, explica Adrián Moneta Pizarro, investigador del Instituto de Estadística y Demografía de esa unidad académica.
Análisis multidimensional para una problemática creciente
La nota asegura que las medidas económicas y políticas públicas llevadas adelante por los distintos gobiernos a cargo «no han sido suficientes ni efectivas» para afrontar el flagelo de la pobreza en Argentina, y muestra los datos más recientes que lo revelan: según los últimos registros publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) en el segundo semestre de 2023, el porcentaje de hogares argentinos por debajo de la línea de pobreza alcanzó el 31,8%, lo que implica que más de un tercio no tienen los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
En tanto, se expone que la situación es aún más crítica para los hogares que se encuentran por debajo de la línea de indigencia, que representan un 8,7% del total. Significa que una proporción considerable de la población no puede acceder a una canasta básica alimentaria en los 31 aglomerados urbanos analizados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
«Frente a este fenómeno instalado y creciente, surge la necesidad de abordar sus causas estructurales. Para esto, la tarea de identificación resulta prioritaria», explica el informe.
Según Moneta Pizarro, reconocer las dimensiones e indicadores observables de la pobreza multidimensional «permite una mejor comprensión del fenómeno» y, por lo tanto, una mejor orientación de políticas públicas «para combatir la pobreza”,
¿Pero a qué alude el término pobreza multidimensional? Se trata de un nuevo paradigma.
El encuadre multidimensional, aplicado en muchos países del mundo, reconoce que la pobreza está relacionada con múltiples privaciones en distintas dimensiones, en donde el ingreso monetario no es necesariamente la única fuente de estas carencias, ni el único indicador considerado para medir las privaciones.
Según la Red de Pobreza Multidimensional, una plataforma compuesta por 63 países y 20 organizaciones con foco en la medición multidimensional, las medidas de pobreza revelan quiénes son pobres y la manera en que lo son; es decir, la gama de diferentes desventajas que experimentan.
Los datos que definen la pobreza
Moneta Pizarro es investigador en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y trabaja desde hace años en esta temática. Con la dirección de la investigadora Patricia Caro, actualmente elabora su tesis doctoral “que propone una herramienta metodológica para identificar por un lado, y medir por otro la pobreza con el enfoque multidimensional”, señala.
“Se trata de un método novedoso en Argentina por varios motivos. En primer lugar, porque supera la concepción clásica de que la pobreza es solamente un fenómeno monetario e incorpora múltiples dimensiones de privaciones del bienestar. En segundo lugar, porque el enfoque multidimensional es una mirada poco abordada científicamente en el país”, sostiene el especialista.
La herramienta está construida en base a técnicas estadísticas que trabajan con evidencia empírica. “Son los datos los que hablan y muestran cuáles son las dimensiones a tener en cuenta. Buscamos los indicadores que permitan identificar las distintas dimensiones que definen la pobreza”, detalla Patricia Caro.
Para Moneta Pizarro este novedoso método estadístico que propone permite darle “robustez” a los datos y construir una herramienta que, si bien tiene que limitarse a la información provista por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), logra identificar las dimensiones de la pobreza en la Argentina que se mantienen estables en el tiempo y son plausibles de análisis y estudio.
La metodología busca establecer las dimensiones de manera endógena, propias del contexto particular de la Argentina y, a diferencia de otros métodos de medición de la pobreza multidimensional, no requiere de definiciones subjetivas o normativas como puntos de corte o una cantidad mínima de indicadores para determinar si un hogar es o no pobre.
Condiciones de vivienda, entorno socioambiental y capacidad económica. Las otras dimensiones
Si bien no existe en Argentina un monitoreo oficial de la pobreza entendido de manera multidimensional, este trabajo apunta a encontrar indicadores estables a partir de los datos con los que cuenta: los oficiales provistos por la Encuesta Permanente de Hogares, teniendo en cuenta la naturaleza y limitaciones de dichos datos.
El proyecto presenta grandes avances en lo que respecta a la identificación de las dimensiones que se podrían medir en Argentina y en la descripción de los indicadores que confluyen en cada dimensión. “Se trata de armar un nuevo modelo”, adelanta el especialista.
“Hoy, con resultados parciales, pudimos identificar tres dimensiones bien claras que pueden ser objeto de análisis y medición: condiciones de la vivienda, entorno socioambiental y capacidad económica”, precisa Moneta Pizarro y agrega que, incluso, se pudieron construir y validar escalas de medición para las mismas.
En la dimensión “condiciones de vivienda” se incluyen indicadores como pisos de baja calidad; techos de baja calidad; sin cocina o sin baño adecuado, entre otros.
La definición de “entorno ambiental” incluye algunos indicadores como son si la vivienda está ubicada cerca de un basural; o si está cerca de una villa de emergencia o en zona inundable.
Para la dimensión “capacidad económica o monetaria”, en tanto, los indicadores son ingreso total familiar menor a la canasta básica total o si se recibe ayuda externa.
La dicotomía que parece plantearse es la de enfoques unidimensionales contra multidimensionales. Al respecto, el investigador advierte que no hay por qué descartar ninguno.
“Las metodologías son complementarias. No hay que entenderlas como opuestas. Tener a mano todos estos datos nos permite comprender mejor la naturaleza y la estructura compleja de la problemática”, remarca Moneta Pizarro.
El paso siguiente en la investigación es medir la tasa de pobreza multidimensional, es decir, señalar qué proporción de los hogares de Argentina son pobres multidimensionalmente y comparar esa medición con la que publica el Indec y también con las que da a conocer el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) con otra metodología.
“Insistimos en la eficacia del método porque permite distinguir en qué dimensión y en qué indicador cada hogar es pobre y, en consecuencia, aplicar políticas específicas y puntuales”, insiste Patricia Caro.