El gobernador Martín Llaryora es un ávido consumidor de encuestas y suele leer un menú amplio que incluye a varias consultoras locales y nacionales. También lo fue José Manuel de la Sota, que tenía preferencia por los sondeos de Heriberto Muraro pero además escuchaba atentamente sus análisis sociopolíticos. Juan Schiaretti no fue una excepción, aunque además de leer los informes se tomaba su tiempo para meditar sus pasos sin apresuramiento en sus decisiones de gobierno y confiando más en la acotada mesa chica de sus colaboradores cercanos.
En la luminosa oficina que el mandatario provincial ocupa en la planta alta del Centro Cívico se han estudiado varios sondeos nacionales y provinciales que marcan una caída sensible en la consideración pública del gobierno de Javier Milei, pero ninguno registra aún un descenso en la intención de voto o configura una crisis política.
En el tramo cualitativo de una encuesta de la consultora Delfos el gobernador leyó que la narrativa anti-casta comienza a perder credibilidad, el estilo del presidente está erosionando su base de apoyo y el ajuste comienza a tener costo político. Los datos fueron obtenidos en la segunda semana de marzo y registran los impactos del cryptoescándalo, el cruce de Caputo y Manes en el Congreso, las designaciones por decreto de Lijo y García Mansilla en la Corte Suprema y la demora en la reacción del gobierno nacional por las inundaciones en Bahía Blanca, aunque quedó fuera del registro el efecto de la represión de la marcha de los jubilados en Buenos Aires.
Pero el gobernador sabe que cualquier determinación política deberá atravesar el período que nos separa de agosto cuando se cierren las listas para las elecciones de medio término. Una eternidad para la resbaladiza actualidad que atraviesa la gestión de Javier Milei, demasiada atada a la suerte de los vaivenes de la economía y que amenazan con pulverizar su principal capital político: el control de la inflación.
Desde el discurso de Davos al presidente le entraron todos los golpes, y lo que es peor, perdió la capacidad de instalar agenda o cancelar opositores. Para entenderlo mejor es más gráfico ver el juego de la política y la gestión como un ejercicio de producción y consumo de poder y hoy el libertario gasta más de lo que consume. Pero no es la primera vez que cae en la consideración y luego vuelve a recuperarse como ocurrió en octubre pasado donde atravesó sus peores mediciones y logró revertir los números de rojo a verde en pocas semanas.
Milei en Davos: “ya no me siento tan solo porque el mundo ha abrazado a Argentina”
Las especulaciones del cordobesismo
Las elecciones de medio término siempre son una forma de plebiscitar las gestiones nacionales más allá de los logros o desaciertos de los gobiernos locales y octubre no será la excepción. Por eso el empeño del diputado Gabriel Bornoroni en armar una estructura territorial que contenga y encauce los esfuerzos en la provincia donde más esperanzas tiene LLA en obtener una victoria amplia. Ninguna encuesta, hasta ahora, baja del primer lugar a la marca del león, sin importar los nombres que la compongan. Allí irán los votos que quieran revalidar lo hecho por el gobierno nacional hasta ahora.
Pero las opciones opositoras tienen un menú diferente ya que claramente el electorado cordobés fue refractario al voto kirchnerista que nunca superó el 8-10 % y que a nivel nacional se ofrecerá como la alternativa antagónica. También está el voto de la izquierda que se ubica un escalón más abajo.
¿Pero cómo se posicionará el cordobesismo en un contexto de alternativas críticas a Milei? Desde lo discursivo sus expresiones fueron bastante sedosas: “bajen las retenciones”, “falta un proyecto productivo” o “hacen falta obras públicas”. Desde las efectividades, en el Congreso los diputados del bloque Córdoba Federal apoyaron las iniciativas centrales del gobierno nacional como la Ley Bases, el DNU 70 y evitaron la formación de una comisión investigadora por el crypto escándalo. Sólo Natalia de la Sota rompió filas y votó en sentido opuesto a los que mandaba hacer el Centro Cívico que bajaba los lineamientos a través de Ignacio García Aresca.
¿Puede ser Schiaretti -si eventualmente encabeza una lista- quien encarne ese voto crítico? Es difícil saberlo ya que el ex gobernador no hizo apariciones públicas durante un año y medio y no se conoce su opinión sobre ningún aspecto sustancial de la gestión mileísta.
Si se trata de rivalizar contra el discurso de recorte y motosierra la figura de Natalia de la Sota emerge como más viable por su rol como diputada y por la significación que su apellido genera en la militancia local. Además, en campaña, está permitido cuestionar sin que ello ponga en juego las relaciones necesarias para la gestión.
El escenario que más riesgos le proporciona al cordobesismo es uno donde De la Sota elija competir por una banca bajo el sello del Frente Renovador de Sergio Massa y le divida el voto peronista. Pero la diputada también debe hacer sopesado el significado de jugar por fuera del movimiento político que su padre fundó hace más de 25 años.
Seguramente Llaryora ya tiene calculado el peso de cada opción pero ¿tendrá alguna encuesta que mida el impacto de estas alternativas sobre el amplio escritorio de la soleada oficina del Panal?
Si esta noticia te interesó, registrate a nuestro newsletter gratuito y recibí en tu correo los temas que más te importan. Es fácil y rápido, hacelo aquí:Registrarme.