Desde hace un par de décadas sostengo que las organizaciones crecen cuando incluyen y se transforman, se estancan cuando dejan de hacerlo, retroceden cuando sus miembros encuentran en otros lados lo que buscan y explotan cuando se rompen acuerdos internos.
Durante esos años he procurado encontrar casos que no respondan a ese ciclo de vida organizacional y no he encontrado uno solo, aunque sigo buscando.
En una nota anterior afirmaba que el corte del crédito a los gobiernos y las diferencias internas fueron las causas concomitantes de su decadencia y caída desde la dictadura militar.
El gobierno nacional surgido de dos fracasos previos, conservó durante el año anterior la inercia triunfal con su hiperactividad, algunos resultados y una oposición desconcertada y dividida.
El escándalo de $Libra producido el viernes 14 luego del cierre de las operaciones bursátiles y cambiarias, abrió el lunes 17 –feriado en EEUU- con bajas en acciones y bonos y suba del riesgo país.
La difusión/recomendación del Presidente produjo mucho enojo y frustración del núcleo duro de LLA -jóvenes que invirtieron y perdieron con $Libra -, y grandes impactos fuera del país en medios internacionales, donde es nota de tapa como una “estafa”.
La entrevista al Presidente con Jonatan Viale del lunes 17 y la difusión ¿accidental? de la interrupción de Santiago Caputo empeoró la situación, al punto que el gobierno debió admitir su “imprudencia”.
Finalmente, la afirmación del principal involucrado en la creación de $Libra respeto a que “controlaba al Presidente a través de su hermana, que cobraba por acceder a él” con lo que “el triángulo de hierro” comienza a desdibujarse.
Por ello, la justicia nacional, el FBI y la SEC (Security Exchange Comission) inician investigaciones, mientras el gobierno pide ser investigado por la Oficina Anticorrupción –del Ministerio de Justicia- mientras el presidente no parece comprender la diferencia entre ser panelista y ser Presidente.
En el ámbito financiero, el viaje de Milei y Luis “Toto” Caputo a EEUU para avanzar en un nuevo acuerdo con el FMI no augura resultados tan auspiciosos como los pretendidos por el gobierno, a pesar de los halagos del FMI por la gestión del déficit.
Es que la receta tradicional de los técnicos del FMI –reducción del gasto, reforma laboral y previsional con reducción de impuestos a las empresas- se está cumpliendo, pero la política cambiaria no logra acumular dólares a las reservas de divisas desde donde los acreedores incluyendo el FMI deben cobrar. Igual a lo que ocurrió en la gestión de Caputo durante el gobierno de Macri, por lo que fueron despedidos los entonces funcionarios del FMI.
La pelea entre Trump –a quien adhiere Milei- y Europa por la OTAN y Ucrania, complicará aún más la aprobación de cualquier acuerdo con Argentina aún si los equipos técnicos del FMI lo aprobaran, en la medida que el Directorio del FMI incluye a países europeos, Canadá, Japón, etc.
Por ello, en el mejor de los casos el acuerdo solo incluiría la refinanciación de los vencimientos de este año y un mecanismo que al menos no empeore la situación de atraso del tipo de cambio que es menos de lo necesario para el gobierno.
El 12 de febrero pasado en la licitación para la renovación de la deuda en pesos del tesoro por $6.500 billones, solo pudo renovar 5.400 (83%) con lo que el resto recuperó los pesos y presumiblemente fueron a dolarizarse. No es extraño entonces que el gobierno haya salido a vender bonos en MEP con los que las empresas obtienen U$S y así evitar que presionen el tipo de cambio a la suba.
De ese 83% más del 50% renovó por hasta 28 días y pidieron una tasa de interés mayor. O sea, el “mercado” –en general Bancos, Empresas de seguros, fideicomisos y grandes empresas- comenzó a retacear el crédito al Estado acortando plazos y encareciéndolo.
Estos canjes ocurren periódicamente, por lo que habrá que observar que ocurre en los próximos, si este comportamiento del mercado se corrige, reitera o agudiza. Lo que medirá el impacto de los hechos posteriores.
En el ámbito legislativo las iniciativas del gobierno –suspensión de las PASO, ficha limpia, acuerdo al Juez Lijo, etc.- en sesiones extraordinarias tampoco auguran muchos éxitos y algunas de ellas pueden no ser muy convenientes para LLA en este contexto.
La suspensión de las PASO que saldría aprobada puede complicar cualquier estrategia electoral de LLA en la medida que al tratarse de elecciones legislativas distritales en las que los gobernadores definen sus listas fácilmente y el resto de los votos suelen dispersarse en múltiples partidos/alianzas, empeorará las perspectivas de LLA.
Ficha limpia no será tratada en extraordinarias y definitivamente el Juez Lijo no logrará el acuerdo del senado para acceder a la Corte Suprema.
Sobre todo porque su principal aliado/adversario –el PRO y Mauricio Macri- está intentando recuperar protagonismo luego de los traspiés del gobierno y las diferencias en el “triángulo de hierro” –Javier y Karina Milei, Santiago Caputo- dos de los cuales rechazan una alianza con el PRO, que ahora les atribuye “no cuidar al Presidente”.
Demás está decir que el “poder real” económico que lo apoyó antes del éxito y el año pasado aportándole algunos de sus principales técnicos, parece haber concluido en la imposibilidad de lograr sus objetivos con Milei, por lo que claramente le está retirando su apoyo.
Este contexto de conflictos internos, problemas de financiamiento y problemas de gobernabilidad en un año electoral en el que se refuerzan mutuamente, se configuran las condiciones de una explosión pre establecida en mi hipótesis inicial y en los casos anteriores de decadencia y caída de los gobiernos argentinos.
Ese ciclo de vida de las organizaciones, en este caso se ha producido en un período de poco más de un año en donde el impulso inicial del grupo fundador y exitoso dejó rápidamente de incluir mientras conservaba la inercia del éxito electoral, continuó expulsando a muchos de sus miembros iniciales –un par de cientos de funcionarios y dirigentes- y ahora tiene divisiones internas que auguran una explosión.