El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva pidió a los grandes empresarios de Brasil, incluyendo a muchos que han apoyado a su rival electoral el mandatario Jair Bolsonaro, ayuda para terminar con el hambre en el país, su prioridad, y prometió previsibilidad económica en caso de ganar los comicios del próximo domingo.
Los principales pesos pesado de la economía brasileña se dieron cita anoche en San Pablo para escuchar a Lula, favorito a ganar la Presidencia en la primera vuelta del domingo contra Bolsonaro, en un evento cerrado organizado por el Grupo Esfera, a cuyas compañías se debe gran parte de la riqueza que genera Brasil, de su Producto Interno.
Al mismo tiempo, Bolsonaro estaba en un sótano en Brasilia, vestido con una camiseta amarilla, haciendo una transmisión en vivo por Facebook acusando al presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, de perseguirlo en una investigación que el mismo magistrado lleva adelante por gastos de la primera dama, Michelle Bolsonaro, como juez de la corte suprema.
En la reunión del Grupo Esfera con Lula, un dirigente de izquierda que sacó a millones de personas de la pobreza durante sus dos mandatos como presidente (2003-2010), hubo el doble de empresarios y banqueros que en otro realizado por el ultraderechista Bolsonaro la semana pasada.
El puente entre grandes empresarios y banqueros fue realizado por el Grupo Prerrogativas, entidad de abogados penalistas y constitucionalistas que desde el primer momento se opusieron a la ola de punitivismo que sufrió el Poder Judicial con la Operación Lava Jato, como parte de la cual Lula estuvo detenido 580 días tras una condena que luego fue anulada por manipulación del entonces juez Sérgio Moro.
Lula fue recibido con aplausos, relató el medio O Globo, incluso por empresarios radicalmente bolsonaristas de ultraderecha como Fabio Rocha, dueño de la cadena de tiendas Riachuelo. En Brasil la palabra Riachuelo está vinculada a la mayor batalla de la Armada, en la Guerra de Paraguay.
Desde que salió de la cárcel como posible candidato, el mercado financiero y empresarial ha alertado sobre un posible regreso de Lula con una agenda muy de izquierda.
Esto benefició la candidatura a la reelección de Bolsonaro, que ha ejecutado el programa económico de apertura económica, reducción del Estado y congelamiento de salarios mediante el financista que dirige el Ministerio de Economía, Paulo Guedes.
En cambio, Lula dijo a los empresarios que, si es elegido, eliminará una conquista del mercado financiero durante el gobierno de Michel Temer, que fue fijar un techo en el gasto público durante 20 años.
El exlíder sindical metalúrgico agregó que es necesario desde el primer día prestar atención a los más necesitados sin poner como obstáculo fundamentos económicos como el anclaje de la política fiscal.
Por su parte, Bolsonaro dedicó su transmisión a repudiar una filtración hecha al diario Folha de Sao Paulo de una investigación contra el asesor presidencial Cid Moraes, en cuyo teléfono se detectaron movimientos inusuales de dinero en efectivo del presupuesto de la Presidencia para pagar los gastos corrientes de la primera dama, Michele Bolsonaro.
Para Bolsonaro, es «cobarde» filtrar eso en la semana electoral para crear un «clima favorable a la oposición». «Una cosa es meterse conmigo y otra es meterse con mi esposa. ¿Querés detenerme? Es una cobardía hacer estas cosas», afirmó Bolsonaro, que fustigó a la Policía Federal de «comer de la mano» del juez.
Desde el año pasado, Bolsonaro ha repudiado en múltiples ocasiones las acciones de Moraes, el juez de la suprema corte que lleva adelante la causa por golpismo por parte de dirigentes bolsonaristas, incluido el propio presidente.
Desde el mes pasado, Moraes es también titular del Tribunal Superior Electoral, por lo cual aumentaron las críticas de Bolsonaro al sistema electoral y sus amenazas de no reconocer los resultados de las elecciones.
Una encuesta de la consultora Quaest del banco Genial otorgó este miércoles 50,5% de los votos válidos a Lula, con lo cual sería elegido en primera vuelta, aunque el sondeo tiene un margen de error de dos puntos.