La presión que ejercen más de seis meses sin aumento en los surtidores podría finalizar en los primeros días del 2022 si, como remarcan algunas fuentes del mercado, el congelamiento de las naftas llegaría a su fin en enero.
Cabe recordar que en el marco de la campaña rumbo a las elecciones legislativas el gobierno nacional definió un congelamiento en el precio de las naftas desde mediados de mayo de este año, cuando se concretó el último incremento.
Hasta ese mes, las naftas tuvieron un aumento del 28% y desde allí comenzaron a quedar relegadas en relación al proceso inflacionario. Hoy, el mercado no tiene datos finos sobre el descongelamiento que se viene, pero el “run run” marca que en enero podría haber un primer tramo de actualización. En tanto, el componente de impuestos se mantendrá congelado hasta marzo de 2022.
Mientras eso llega, desde la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha) hicieron algunos números sobre lo que dejó el 2021 en materia de precios, de comercialización, y de atraso generado. En ese sentido, el último reporte de la entidad marca que, producto del combo recesión más pandemia, se perdió la venta equivalente a 5,2 meses de ventas.
“Desde el 16 de mayo no se actualizan los precios, nosotros no definimos los precios, pero hoy lo que está pasando es que hay desabastecimiento en las estaciones de servicios blancas y eso está afectando a todo el mercado. Más de la mitad de las estaciones están con ventas por debajo del punto de equilibrio. Si a eso le sumamos que no hay abastecimiento pleno porque las petroleras no están interesadas en vender porque al precio actual no les conviene vender el panorama es muy complicado”, apuntó Gabriel Bornoroni, al frente de Cecha, en diálogo con el periodista José Busaniche.
¿De cuánto es el atraso en los precios de las naftas hoy? La respuesta oficial que las petroleras dan a los estacioneros es que ronda el 12%. Pero algunos empresarios locales con estaciones creen que el atraso puede llegar al 20%.
“Con el congelamiento se afecta a toda la industria. Por eso hoy tenemos que traer combustible desde Bolivia. La perspectiva nuestra es que haya pleno abastecimiento y para eso hace falta que el Gobierno se siente con las petroleras y elaboren un plan a largo plazo”, evaluó Bornoroni.