El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ayer que el “nuevo monstruo” de la “extrema derecha fanática” debe ser enfrentado y derrotado no solamente en su país, sino en todo el mundo.
“Tenemos que enfrentar y derrotar el surgimiento de una extrema derecha fanática, rabiosa, que odia todo aquello que no combina con lo que piensan”, dijo el mandatario en un acto con rectores de universidades en el palacio presidencial de Planalto.
En ese marco, el mandatario sostuvo que nunca había visto un Brasil “tomado por tanto odio”, que a su juico es consecuencia de la negación de la política, pero advirtió que ese fenómeno “no es un problema solamente brasileño”.
El Gobierno de Lula decidió además desplazar de sus cargos a 18 jefes de la Policía Federal y a 26 de los 27 superintendentes regionales de la Policía Caminera Federal (PRF), después de haber despedido a militares afectados a la seguridad del Palacio del Planalto tras los ataques golpistas del 8 de enero.
Por otra parte, el Parlamento Europeo condenó ayer “en los términos más enérgicos” el ataque contra los tres poderes públicos en Brasil, y expresó su apoyo a “los esfuerzos en curso para garantizar una investigación rápida, imparcial, seria y eficaz” de lo ocurrido.
El documento expresa “solidaridad con el presidente democráticamente elegido Lula da Silva, su Gobierno y las instituciones brasileñas” y señala también las conexiones “entre el auge del fascismo transnacional, el racismo, el extremismo y, entre otros, los acontecimientos ocurridos en Brasilia” y el asalto al Capitolio de Estados Unidos en enero de 2021.