El ex asesor presidencial Steve Bannon se presentó ayer ante una jueza de Estados Unidos para ser notificado de las acusaciones de desacato por haber incumplido con una citación de la comisión del Congreso que investiga el asalto al Capitolio de 2020 por partidarios de su ex jefe y ex mandatario Donald Trump.
Pero no sólo eso, Bannon (67 años) se había entregado más temprano al FBI en Washington, que lo dejó detenido, luego de que el viernes pasado fuera procesado por dos cargos de desacato, uno por negarse a comparecer ante la comisión y otro por negarse a proporcionarle documentos sobre el asalto al Capitolio de enero pasado.
El célebre estratega político de Trump no se declaró ni culpable ni inocente en su aparición ante el tribunal de la capital de Estados Unidos. La jueza Robin Meriweather lo liberó sin pago de fianza, pero le ordenó presentarse semanalmente ante el tribunal y entregar su pasaporte. Además, dispuso que hoy debe comparecer de nuevo.
Ya el viernes, el asesor político se negó a testificar ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el ataque del 6 de enero al Capitolio -sede del Poder Legislativo-, lo que llevó a la presentación de cargos por desacato en su contra.
Aquel día, miles de seguidores de Trump se reunieron en Washington, invadieron el Capitolio y provocaron la suspensión del procedimiento de verificación del triunfo del actual presidente demócrata Joe Biden en las elecciones de 2020.
Horas antes, en un discurso desde un podio levantado fuera de la Casa Blanca, Trump los había instado a manifestarse y había insistido en su denuncia sin pruebas de que su derrota ante Biden había sido un “fraude electoral”.
Si Bannon es declarado culpable de los dos cargos que se le imputan, el también ex banquero de inversiones y gurú de líderes y movimientos de extrema derecha de todo el mundo (desde el presidente brasileño Jair Bolsonaro a la política francesa Marine Le Pen), podría enfrentar hasta dos años de prisión. “Combatimos el régimen de Biden cada día”, declaró empero ayer al llegar a la sede del FBI en Washington, donde se dirigió directamente a los seguidores de Trump: “Quiero que ustedes sigan concentrados en el mensaje. Todo esto es ruido”.