El primer mundo observaba con atención ayer la anunciada manifestación de la oposición contra el Gobierno comunista en Cuba, que había prohibido la protesta y dispuso un fuerte despliegue policial en La Habana para controlar la situación, además de detener a sus impulsores y cortar el funcionamiento de Internet, según las denuncias que se fueron conociendo en las últimas horas.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció de hecho que ya había registrado más de 200 “actos represivos” desde el sábado hasta las primeras horas de ayer, atribuidos a una escalada de la presión por parte del Gobierno para disuadir a la ciudadanía de participar en las movilizaciones opositoras. El organismo, vinculado a la oposición, denunció al menos 49 retenciones en domicilios y 25 casos de amenazas durante este periodo, si bien aclaró que se trata de un balance parcial porque es “una situación en desarrollo”.
Entre los “actos represivos” denunciados, figuran amenazas contra los sacerdotes Alberto Reyes, Rolando Montes de Oca y Castor Álvarez Devesa, así como la presencia de una multitud junto a la vivienda de la activista Saily González Velázquez en Santa Clara. El domingo, el dramaturgo Yunior García Aguilera, uno de los principales impulsores de las movilizaciones, ya denunció la presencia de una “turba” junto a su domicilio en La Habana, por lo que renunció a marchar.
Además, tres opositores fueron detenidos luego de que un grupo de activistas reafirmaran su intención de manifestarse contra el Gobierno comunista pese al fuerte despliegue policial en La Habana, que amaneció como una ciudad sitiada. La agencia de noticias AFP y otros medios internacionales dijeron que a lo largo del emblemático malecón costero de la capital se apostaron grupos de oficiales, especialmente en el centro de la ciudad, mientras que agentes de la seguridad del Estado vestidos de civil también se desplegaron en plazas y parques.
Pese a la prohibición, el grupo de debate político Archipiélago, con 37.000 miembros dentro y fuera de Cuba, reiteró su llamado a manifestarse en La Habana y seis provincias más a partir de la tarde (noche de Argentina), para exigir la liberación de los que consideran presos políticos, el respeto a los derechos humanos y un cambio de sistema político que posibilite una apertura democrática.
Si bien las autoridades habrían cortado el acceso a internet de miles de usuarios para evitar la propagación de información, algunas personas lograron compartir en sus redes sociales imágenes de lo que ocurrió en la isla, para nada tranquilizadoras. En Santa Clara, por ejemplo, se vio a militantes castristas movilizándose con las caras tapas y portando palos u objetos contundentes, mientras un grupo de disidentes los enfrentaba al grito de “Queremos libertad”.
Grupos exiliados anticastristas, a su vez, denunciaron desde el exterior que efectivamente hubo protestas de cubanos en distintos puntos de la isla, a pesar de que “Cuba está sitiada por las fuerzas represivas”.